martes, 4 de febrero de 2014

Todo esta bien

Recuerdo estar sentado en esa piedra donde me posicionaba en la mitad del rió. La correntada me traspasaba, el agua tiene la fuerza de los que persisten, de los que no paran, de los perseverantes....
Como el atardecer que somos, nuestros colores acariciaban suavemente las plantas, los cerros, los cactus y todo lo demás. El sol nos bañaba gentilmente refrescando las ideas viejas (que necesitaban del paisaje) para renovarse. El tiempo cambió; ya no había especulaciones ni ansiedades tampoco incertidumbres. Simplemente estábamos viviendo el ahora.
Mientras la inmensa ave giraba en espiral algunos de tus bucles empezaban a animarse tímidamente a esa forma antigua ...
Las miradas descansadas se encontraban y lo entendían todo ya que habían ganado sabiduría de tanto contemplar bellezas que el paisaje les regalo como consuelo ante tanto gris-estéril acumulado.
Nuestros corazones cambiaron su ritmo; las ciudades habían quedado ya muy lejos. Ahora su mayor preocupación era trabajar para bombear la sangre a los cuerpos que se amaban donde la urgencia nacía.
El pasto, el vestido rojo, la desnudez, el verde de los arboles y arbustos, el sol, el ruido del rió, los pedacitos-particulas de alguna flor flotando en el aire, cayendo sobre nosotros mientras todo esto pasaba; sentir que no nos importa nada y a la vez nos importa todo.
La vida cambió. Tantas sensaciones de golpe me hacen parar a un costado de la ruta; seguirte a cualquier lugar. Perderme entre tus brazos, renacer en cada caricia.
Hoy me apura el miedo del que esta perdido y se da cuenta que le gusta esto de estar perdido.
Me confió a las sensaciones que vienen mas lejos que la razón y aunque sé que estamos criando nuevas y exquisitas melancolías del futuro, no me importa porque el rió me dijo que todo esta bien.

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