lunes, 9 de septiembre de 2013

El animal dormido

Y sólo volvemos a la vida una vez, cuando de alguna manera (trágica o premeditada) nos damos cuanta de que tocamos fondo.
-¡Aire! - decimos- ¡¡¡Necesitamos respirar!!!- decimos. Y levantamos el cuello tratando de hacerlo.

Las mil ideas que nos fascinan y nos enloquecen son parte de este juego, de este escrito.

La idealizada o romántica visión de la vida que le da pulso a nuestras manos que escriben, también le da ritmo a nuestra venas que dejan fluir, y la sangre (la que empuja fuerte e incansable) es la transformadora de piel que de alguna u otra manera (tanto en el peor momento de la noche como en el instante mas calmo de la tarde) nos avisa que inevitablemente y a pesar de todo lo que creíamos, estamos vivos.

No nos alcanzó la paliza que nos dieron los años, ni nuestro amigos falsos, ni nuestra especie alunada de inteligencia enormemente reducida.

Hoy no escribo para nadie, solo a este vació delante de mí, y esa sensación en el pecho que pareciera va a explotar haciendo añicos la carne que solo es carne y tiende a degradarse como todo lo vivo en este mundo.
¡Hoy no escribo para nadie! así que borro mis ideales de personas que aparecen cada vez que escribo, ¡si! los borro, incluyéndote a vos que no paro de idealizarte e imaginarte en todo este erróneo proceso mental de creer que sos perfecta y que todos tus defectos serán una delicia para mi paladar hambriento...

Algo intenta decirme mi espalda doblada, mis oídos atrofiados emiten un zumbido. Siempre creí que la sordera seria un momento placentero, pero no, el zumbido esta ahí y molesta, la sordera no es silencio, el silencio que necesitamos para escucharnos entre tanta gente, tantos gritos, en el bullicio.
¿Como voy a  encontrar las palabras que tengo que decirte si ni siquiera puedo escucharme?
Por eso aúllo; en las letras, en las canciones, en la cama, aúllo, no soy yo sino el animal herido, atontado, adormecido, agonizante, adormilado, domesticado, el animal (que todos podemos ser) convertido y degradado a hombre, cotidiano, entumecido.

Si la luna tiene algo que decirnos, que lo haga ahora, pienso caprichosamente, la vida es corta, admito con ese aire mezcla de lucidez y añoranza, y estamos cansados de esperar a que algo pase, siempre viviendo el futuro, siempre soñando y siempre siempre siempre haciéndonos los boludos porque sabemos que algo, definitivamente algo en nosotros, tiene que cambiar.

No miro la hoja, no se cuanto escribí, no se cuento creí que escribí, no se que hora es, pensamos demasiado, actuamos poco y por ende sentimos menos en esta ecuación perdida, que tiende al suicidio del movimiento.

Agonizamos, te juro que agonizamos, mi cara blanda me lo dice, no desespero, creo en los procesos naturales, creo en el amor, creo en el cariño, creo en las personas, pero no confió en ellas, no pretendo que hagan lo que creo que deban hacer y eso me aliviana, me libera aunque si creo en lo que puede generar una persona en mi; afecto, odio, temor, alegría, alegría, alegría.
Dame un poco de alegría y te devuelvo mil chistes malos y mates y la sonrisa mas sincera que tengo.

¿Por que la realidad no es como nosotros queremos que sea? Porque no hacemos nada para cambiarla.
¿Por que todo se puso tan extraño? Porque quizá estemos fumando demasiado.
¿Por que no sentimos la pasión de años atrás? Porque aun seguimos dormidos.

Despertar no es un acto divino, no es el súmmum del viaje místico con los psicodelicos mas fuertes que hayamos probado (con las drogas milagrosas mas fuertes que hayamos introducido en nuestro organismo para llenar este vació inmenso y monstruoso, esta total falta de fé).
Despertar no es volverse locos. No es dejar el trabajo. No es ir a vivir al campo. Despertar no es dejar de hablar con la gente porque no aguantamos lo mezquina que puede ser. No es hacerse budista (ni hacerse el budista). No es tener un hijo. Despertar no es cambiar de un momento para otro (en un acto único) nuestra forma de ver al mundo.

Despertar quizá sea preparar la mochila; con amor, con cuidado, con dedicación, sabiendo que nos estamos olvidando cosas, desarmarla y volverla a armar y agregar lo que nos falta.
Y así por fin llegar al momento en el que emprendamos el viaje hacia otro espacio, hacia otra vida, hacia otra forma de percibir el mundo.
Sin miedo, sin añoranzas, sin cosas inconclusas, hacia ese lugar mejor-distinto-nuevo en el que tenemos que continuar con esto que es propio de cada una de las persona; seguir aprendiendo.

viernes, 6 de septiembre de 2013

El gesto

A veces me nace de la cara un gesto que me significa lo siguiente: 
"¡Guacho! la vida no puede ser mas linda..."
Y me deja mal parado sin saber que pasó. 
Y este gesto se va (porque dura un instante). 
Nos da un toque en la nuca y cuando nos dimos cuenta se fue. 
Entonces me quedo pensando como hacer para que vuelva porque se siente bien, posta que se siente bien; en la cara, en los ojos, en la manera que el corazón se ensancha como desperezándose con una sonrisa de mañana soleada-aromática-de ojos hinchados-de sueños placenteros...
Sin frió ni humedad. "Dale, levantémonos" - me dice - "que ya es de día y es la época del año en la que te va a venir a nacer ese gesto misterioso que te va a significar eso (lo de la vida linda)"
"Y no pierdas el tiempo" -me sigue diciendo la voz del corazón bonito- "No lo pierdas tratando de encontrar la manera de que ese momento divino sea eterno porque es totalmente fugaz (como la vida ¿viste?, pero en otra escala).
Y no le busques la vuelta para retenerlo porque él viene y él se va. Y si se queda mas de lo que quiere pierde su frescura, te mira cortes y tristemente y sabes que no está a gusto porque es 're fugaz' y lo 're fugaz' dura poco. Pero vos sabes que 'poco' es mejor (pero mucho mejor) que 'nada' y 'nada' es la hoja en blanco, vacía. 
Así que pará un poquito la mente y salí 'al afuera' porque todavía falta una montaña de sensaciones por experimentar antes de quedarnos totalmente quietos".
Entonces entendí que la música no es sonido sino mas bien movimiento y que la muerte no es nuestra ausencia sino la falta de éste movimiento en el espacio que ocupabamos.