Para los que no se callan.
Para los que acaban de despertar
con los nervios en caída libre
hacia la más profunda de las desesperaciones.
Para quienes aún no se rinden.
Para los que tiraron la toalla.
Para los que el miedo los dejo en el molde.
Para los que la alegría los abraza cada tanto.
Para las mentes inquietas.
Para las almas libres que contagian a los demás.
Para las hormigas que nunca descansan.
Para los payasos tristes.
Para los leones calvos.
Para los que aparentan (sin saber que eso los agota)
Para los que no adherimos al suicido.
Para los que aún cuentan estrellas porque no tienen nada
mejor que hacer.
Para los que aún sienten enojo y tienen ganas de cambiar las
cosas.
Para los que dejaron que el tiempo se siente a contar sus
cabellos blancos.
Para los cobardes por enseñarnos lo que no debemos ser.
Para los que mueren por la belleza natural de lo primitivo
que es el sexo.
Para los que, al morir por esta belleza, encontraron el
amor.
Para los que ayudan a que el “bien común” no sea solo una
linda utopía.
Para los descarriados que tratan de no ser abducidos (del
todo) por LA MAQUINA.
Para el sol que nos da una mano y para la tierra que paciente, aun nos
soporta como sus inquitas pulgas.