miércoles, 15 de diciembre de 2010

Esa pequeña niña bomba (generadora de caos)

Llegó a la plaza y se puso a hacer gimnasia, vio como una pareja lo miraban como cuando él y una amiga miraban a los tipos solitarios que llegaban a la plaza y se ponían a estirar las piernas y a hacer ejercicio.
Se pensó absolutamente cuerdo y coherente, más su vida no podía depender de un amor no correspondido de alguien que (justamente) no le correspondía...
Comenzó a amigarse con la extraña idea de que a veces se está de un lado de una situación y a veces del otro.

La soledad acomoda sus pensamientos y acciones, quizá antes, no hubiese salido a esa fiesta en la que se encontraría con amigos a hablar de todo y de nada. Más necesitaba el trajín de la noche para no pensar demasiado...

Mil veces se juró no entristecer, y de tanto insistir, lo consiguió.
Se supo sonriente ante situaciones que con anterioridad lo hubiesen destrozado, y conforme con la sensación de que estaba creciendo, conociéndose, "madurando", pudiendo manejar mejor a sus caprichosos sentimientos que siempre trataron de someterlo a una tristeza que ya no le sienta tanto.
Sabia que no se trataba de acomodar a su corazón afiebrado a la voluntad de su mente, sino mas bien llevar a esa fiebre a un casi mediocre positivismo que le hicieran encarar las cosas con otra mirada.

El destino de los cuerpos en llamas es fundirse en su fuego, y tarde o temprano, sucede. Y sus almas se odian y se aman, y se hacen tan bien como mal, y así es este juego.
Si nos damos cuenta de que estamos jugando quizá no salgamos tan heridos.

La soledad es una amiga que no debería entristecernos, ni generar el vació que luego llenaremos con ilusiones químicas de percepciones alteradas.
(Encantador drogonchin, sin saber que hacer con su tiempo que cada vez se torna mas extraño...)

Y otra vez me encuentro hablando de la tristeza y de la soledad, y si las nombro tanto es para tenerlas bien presentes, porque si las ignoro me la dan por culo.
Si afirmo que existen, no me sorprenderán en un mal día o en un mal mambo...

Creer que tenemos derecho a estar tristes es nuestro primer ERROR.
Nuestro segundo ERROR es creer que podemos ser completamente felices, y como para rematarla y terminar de cagarla del todo; nuestro tercer ERROR seria caer en el olvido forzado con cualquier agente externo.

Esa pequeña niña bomba (generadora de caos) nos puede explotar en la cara en cualquier momento, si ya no lo hizo. Y esto que creemos vida es el preludio del cielo-infierno que nos merecemos.

En el reparto de vienes ella se llevo su corazón, él se quedo con un monto de recuerdos que de a poco trata de olvidar, porque vivir de recuerdos es la suma de todas las estupideces que nos podemos permitir a nosotros mismos; los idiotas que vinimos a este mundo tratando de entender y se dieron la cabeza contra la pared al ver que la vida les dio un cachetaso en la nuca por confiados y cancheros.
Nos levantamos del tropezón, le pedimos disculpas, renovamos el respeto que se merece, levantamos nuestra frente achichonada y seguimos dándole pa delante.
(total ya habrá tiempo para olvidarnos de todo y cometer los mismos errores)

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